Rua Edelmiro Trillo



Hace aproximadamente unos 148 años, concretamente el 4 de noviembre de 1865 sale a la luz el primer periódico de Vilagarcía con el nombre de “El Vigía”. Se editaba en la imprenta de Juan Pablo Vega y Ojea, que como tantos personajes de la época había llegado a nuestra ciudad para hacer fortuna en el mundo del periodismo que empezaba a introducirse en la vida cotidiana de los arousanos.

En aquellos días Vigo, como centro económico de Galicia, ejercía una notable influencia sobre el resto de los pueblos de la provincia de Pontevedra, siendo el periodismo y el negocio de la emigración lo que más destacaba. Allí tenía una imprenta el conocido Juan Compañel que había decidido marchar a Hispano América y le vendió su imprenta a Juan Pablo Ojea. Se iniciaba así la historia del periodismo en Vilagarcía cuando esta apenas tenía 5.000 habitantes. Con la salida de “El Vigia”, Vilagarcía se unía al gran movimiento periodístico de Galicia.

En el año 1865 salen cuanto menos 14 periódicos nuevos. En 1966 son 10 las publicaciones. En 1967 son 12. El año 1868 da el gran salto en cuanto al número de periódicos que surgen en Galicia. Nada menos que 33, debido sobre todo al movimiento revolucionario que le costó a Isabel II su reinado. Ya al año siguiente, la marea periodística vuelve a los datos anteriores al año revolucionario y salen 10 nuevos periódicos.

“El Vigía” tenía como subtítulo el sugestivo nombre de “Periódico semanal de literatura, intereses locales, Industria y comercio”, que bajo la dirección de Eduardo Trillo Salelles tenía como redactores a Manuel L. Guitián, Ricardo Trillo, Luis Bretón y Vedía, José López Valcarcel, José Salgado, etc.

Su director, Eduardo Trillo Salelles, era, como la mayoría de los nuevos directores de periódicos gallegos, un hombre de gran cultura que en su caso la unía a una notable preparación jurídica, ya que había ostentado entre otros cargos, el de presidente de la Audiencia Territorial de Lugo,

Uno de sus estudiosos lo describe como, “hombre de una gran prestancia física y con muy buenas relaciones sociales y de amistad, dotado de una personalidad fuerte, que aplicó con pasión a sus funciones como magistrado y también a su vocación política, de tendencia claramente liberal, que le llevó a intervenir activamente en el levantamiento de 1868 que expulsó del trono a Isabel II y que a la larga acabó motivando que incluso rompiera la sólida amistad que había mantenido con Montero Ríos.

Efectivamente, no se limitó al mundo de la jurisprudencia y el periodismo, y su intensa preocupación por la situación política del momento le llevó a presidir la Junta
Revolucionaria de Vilagarcía que se unió al gran movimiento nacional para expulsar a Isabel II del trono y de España.

Es por ello digno de recordar la proclama que hizo al pueblo el 1º de octubre de dicho año:

“Habitantes de Villagarcía. La hora de revolución ha sonado. El pueblo español, siempre esforzado y digno, acaba de secundaren todos los ángulos de la península, el grito de LIBERTAD dado por la ilustre marina nacional y por el ejército, a cuyo frente se colocaron bravos y dignísimos Generales.

Era preciso que esto sucediese, porque la Providencia que no puede olvidar los destinos de los pueblos, permite que estos hagan las revoluciones para derribar gobiernos inmorales que, en su ciega avidez de mando, conculcan y desprecian cuanto se oponga a la realización de sus inmorales propósitos.

La nación toda se ha constituido en revolución y a su frente está un gobierno provisional, que satisfará las necesidades públicas, mientras que los comicios no manifiesten, por medio del sufragio universal, su voluntad libre y omnímoda, adoptando las instituciones políticas que su conciencia les dicte.
Artigo de Victor Viana


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