2 de Outubro do 2024, mercores

Subidas en Vilaxoan, Personas Recordadas, Terra de Artistas.

En portada, Sobradelo familia Coello na procesion de Santa Rita.

Bos dias, saude.

Si,mi madre estaba ofrecida a la procesion,novena y misa.y marido e hijos,idem.mi padre aun sigue con la tradicion.¡que tiempos aquellos¡

Comentario por margarita coello (08-07-2009 23:09)

Apropósito de esta foto, se ve al fondo la libreria de Juan Buceta, siguiendo hacia Vista Alegre, despues de Buceta habia un médico, Viqueira?, alto, ya mayor y muy delgado, la fachada era con puerta central y dos balcones, uno a cada lado, la entrada tenia varios peldaños para acceder al interior, donde tenía en su consulta, (estuve allí varias veces) una serie de accesorios de tema africano, máscaras, lanzas y algún escudo, muy antiguos y que siempre me llamaron mucho la atención; en este lugar, años depues estúvo la Ferreteria Obelisco, que fuera destruida por un incendio.

Comentario por Túñez (15-07-2009 20:56)

Siguiendo le comentario de Tuñez,al otro lado de la calle estaba el cine AROSA,donde los domingos había la función de cine infantil,la entrada costaba 4 pesetas y en el descanso salimos ha comprar un helado riquisimo al carrito.¨LA MONTAÑESA¨ valía 1 peseta(la paga del domingo 5 pts)estaba delante de la mercería BALBINO COSTA,al lado del cine habia una carnicería y un quiosco de periódicos,revistas,etc donde yo compraba mis maravillosos cuentos de HADAS.

Comentario por margarita coello (16-07-2009 17:01)

Bien Margarita, que tiempos aquéllos, mi padre me daba los domingos tambien cinco pesetas, un billetito de aquéllos de papel con la efigie de Jaime Balmes, y no quieras ver lo que cundia, para el cine, para comprar un cuento, o digamos que eran los cómics de aquélla epoca, de Roberto Alcazar y Pedrín, el Jabato, o Diego Valor, el Heroe del Espacio, en el kiosko que dices, que era el de Maria, sólo que yo creo que la función infantil era más barata la entrada, de lo contrario no me llegaria para tanto.

Comentario por Túñez (16-07-2009 19:53)

Hola Tuñez,te cuento el por que te llegaban las 5 pts.Las entradas eran para butaca,anfiteatro y general,tañían precios distintos.Las ninñas ibamos a butaca y los niños arriba donde montabais unos follones monumentales,pero como erais muy listos en el descanso os colabais en butaca para estar muy formalitos con nosotras.Como¡¡¡pícaros¡¡¡erais geniales. Un saludo

Comentario por margarita coello (17-07-2009 01:34)

La butaca de la sesión infantíl a las cuatro de la tarde, en el cine Arosa, costaba dos pesetas, y general 1,50.

Aquí Carlos acertó.

Comentario por luis (19-07-2009 23:47)

Me alegro mucho que Carlos haya acertado,seguro que me equivoque de fechas o incluso años.No todos tenemos una memoria tan privilegiada como la tuya LUIS

Comentario por margarita coello (20-07-2009 01:26)

Yo realmente o recuerdo butaca en la infantil a dos pesetas, recuerdo a 4 en el Arosa y a 5 en el Cervantes.

Tengo este recuerdo claro porque mi paga era de un duro de niquel y con él podia ir al cine o ir al cine y tomar un helado si iba al Arosa.

El truco que hacía algunas veces, cuando la película de las 6 era para todos los públicos y no estaba numerada era el siguiente:

Compraba la entrada para la infantil, veia la película hasta el descanso, salía en el descanso con un pase (todavía conservo uno) y entraba en el descanso de la función de las 6 (que era más cara)con este pase. Lo que se perdia en la función de las 6 antes del descanso era el NO-DO y los “trailers” pero se veia la película entera.

Y si tenias algún amigo que te “guardaba sitio” te sentabas con la pandilla y todo.

Aquello era ingenio para estirar el dinero.

Comentario por Paco Salgado (20-07-2009 23:47)

Gracias Paco por tu comentario,estaba empezanzo a pensar que mi memoria era nula,se nota que somos de la misma generacion y disfrutabamos de lo que teniamos en aquella epoca(que no era mucho)como lo que eramos.Unos NIÑOS

Comentario por margarita coello (21-07-2009 00:22

 

 

Ya que estis hablando de “Butaca de Pátio”,de “colarse”, de acomodadores, de las cinco pesetas para ir al cine los domingos, soy obligado a contar otra de “Aurelio y yo”, que os mandaré por esta página así que la acabe.

Comentario por José Manuel Casalderrey (07-09-2009 23:12)

Por fin acabé ahora.

Quedó un poco extensa porque acabé abordando varios temas aquí.

Espero que no os canse con tantos detalles, pero al final explico el porque de ellos….

 

Aurélio y yo ? ?Quo Vadis en el Cine Arosa?

Creo que fue cuando cursaba el segundo año en León XIII y se avecinaban las fiestas de Santa Rita.

Por causa de la visita del Padre Peiton a Villagarcía, nos inventaron en el colegio unos ?Ejercicios Espirituales? que teníamos que seguir fervorosamente durante una semana entera.

La cosa culminaría el domingo, en la Parroquial, con la soltura de un inmenso rosario hecho con globos en cinco colores, inflados con hidrógeno por los alumnos, que subiría al cielo espectacularmente, para sorpresa del Padre Peiton y demás feligreses de casi toda Villagarcia.

Salíamos a las nueve de la mañana, en fila dupla, comandados por Don Jesús, con Don Ramón vigilando al lado, siguiendo en procesión, que se extendía por una centena de metros, pasando por el Obelisco, enfrente al Cine Arosa, .hasta llegar a la iglesia Parroquial.

La cosa acababa antes del medio día, cuando volvíamos en fila otra vez para el colegio, y allí teníamos que responder a la llamada de lista otra vez.

¡Y hay de ti que no estuvieras a la vuelta! . Serían 2 horas de castigo todas las noches, sin perjuicio de las palmadas de costumbre.

Las atracciones del parque de diversiones, en las fiestas de Santa Rita, nos dejaban locos de ilusión para andar en los ?coches eléctricos? y en las ?cadenas? del ?Tío Vivo?.

Comer los deliciosos churros o patatas fritas, hechos allí mismo en enormes sartenes, eran nuestra mayor tentación gastronómica.

En esas fechas, nuestro ingenio tenia que funcionar ?a todo vapor? para obtener algo más que las cinco pesetas que nos daban para ir al cine los domingos.

Con cinco pesetas, o ibas a ?general? en el cine por 2 pesetas, te comprabas 1 peseta de churros o patatas fritas, y dabas dos vueltas en las sillas con cadenas, empujando las de al lado con fuerza para darle mayor emoción (y peligro), al desplazarlas de su órbita normal, o te dabas dos vueltas en los coches eléctricos, escogiendo el del número ?2? preferentemente, que era el que corría más y daba los mejores choques para hacer rodar los de las chicas guapas?

¡Era siempre un terrible dilema decidir que podrías hacer con un único duro en plenas fiestas de Santa Rita!

Y nosotros éramos locos por los coches eléctricos. ¡Hacíamos cualquier cosa para conseguir un vale !.

Íbamos a buscar agua en el Río del Con, para el suministro de los dueños del parque, en unos baldes que nos daban para ese fin.

Ganábamos un vale por balde que entregásemos lleno.

¡Cansaba, pero valía la pena!, A veces ganábamos alguno de propina por traerlos bien llenos?.

Y, volviendo a la procesión del colegio, al tercer día de aquel ?coñazo? de los ejercicios espirituales, pasando diariamente más de dos horas oyendo sermones en la Parroquial y haciendo el indio por las calles, al pasar delante del Cine Arosa y ver las puertas abiertas durante la limpieza matinal, surgió una idea?

Verificaríamos en el buzón de la portería de ?butacas?, si habría alguna entrada entera que podría haber escapado de ser rasgada en el tumulto de la entrada.

Don Ramón iba un poco más adelante de nosotros, de manera que, al doblar la fila en la esquina de la casa comercial ?La Fe?, nos quedamos escondidos en un portal, dejando la procesión seguir para la iglesia sin nosotros.

En el Arosa encontramos la puerta abierta, sin cualquier funcionario en el recinto que antecede la sala de proyección.

Al lado de la puerta estaba el buzón de madera donde eran desechadas las entradas rasgadas por el portero durante las sesiones de aquellos días.

Aurelio metió la mano dentro del buzón y sacó un puñado de papeles multicolores que guardó en los bolsillos de la chaqueta, lo que fue imitado por mí enseguida, saliendo los dos en estampía hasta el jardín de Ravella, donde nos pusimos a revolver aquel ?lote?, en busca de entradas enteras.

¡Encontramos dos que estaban intactas!.

El problema era que una era blanca y la otra azul?No podríamos entra ambos en el mismo día?

Como aún daba tiempo, volvimos al cine y prácticamente limpiamos toda la ?basura? del buzón, llenando los bolsillos y la ?peitada? con lo que restara.

Como la fila pasaba enfrente al cine también a la vuelta, no tuvimos ningún problema para meternos en medio de los penitentes compañeros de sufrimiento, siguiendo en la procesión compenetrados, con cara de quién renunciara a todos los pecados de este mundo?

Como en el colegio no admitíamos chivatos, no había el peligro de delaciones. Al contrario, siempre que presenciabas algo por el estilo, estabas haciendo un pacto de silencio que no romperías por fuerte que fuese el castigo.

Era uno por todos y todos por uno en León XIII.

Como había pocas entradas enteras, tuvimos que repetir la faena durante los otros dos días siguientes, con lo que casi fuimos descubiertos por Don Ramón, que quiso saber en que lugar de la iglesia estábamos, pues no recordaba habernos visto en la iglesia?

Medio mosqueado, pasara a hacerme preguntas sobre el tema del sermón, y, aunque por precaución siempre pedíamos a los colegas un resumen por el camino, yo lo estaba pasando muy apretado, cuando fui salvo por la campanilla del colegio anunciando la salida?!Ufa!…

Después de algunas horas, escondidos en un cuarto de mi casa separando el trigo de la paja, apuramos el producto líquido de nuestro incipiente emprendimiento:

dos entradas blancas, tres azules, tres verdes, dos rosa y una amarilla.

Ya el producto bruto era una montaña de papeles de todos los colores, rotos en el medio, que, por lo tanto, serian imprestables para la finalidad perseguida, que era entrar en butaca y guardar el dinero del cine para los coches eléctricos.

¡Que pena!, ¡si estuviesen enteras?!.

De repente, surgió la idea: ¿y si las colásemos?

En aquel tiempo, hacíamos muchos trabajos escolares construyendo poliedros de cartulina que colábamos con almidón disuelto en agua.

Con un poco del almidón que había en casa para planchar las camisas, mojamos las dos partes de las entradas a juntar y las ajustamos de forma a coincidir el lado que decía ?Butaca de? con el otro que decía ?de Patio?, para que restara un ?Butaca de Patio? perfecto.

Acto seguido, con la plancha de mi madre, secábamos el almidón dejando coladas las partes. Quedaban impecables después de raspar los bordes con una hoja de afeitar.

Todo iba muy bien hasta que mi madre notó la plancha totalmente ennegrecida con el inapropiado uso que hacíamos de ella.

Tuvimos que quemar el resto de nuestra ?materia prima??para no ser descubiertos, pero aún teníamos algunas que separamos siguiendo un criterio de ?control de calidad?.

Explico:

Al hacer los testes de rasgar como lo haría el portero en el cine, verificamos que había un punto flaco en algunas entradas.

Mismo siendo casi invisible a primera vista la enmienda, que solo se notaba examinándola al trasluz, ¡algunas se descolaban en vez de rasgar!, y eso seria muy peligroso?

Después de algunas tentativas descubrimos el misterio:

Las que descolaban a veces, eran las que tenían la parte de la derecha por encima de la otra, desprendiéndose con el gesto de rasgar de derecha para izquierda.

Ya cuando coladas al contrario, ¡en vez de descolar rasgaban perfectamente!.

¡A que nos merecíamos el Premio Nóbel de Física?!. ¡Claro que sí!…

Con entradas de todos los colores en los bolsillos, ya que los mudaban todos los días, pasamos a entrar en ?butaca? con las entradas enteras que teníamos, sin correr riesgos de, mirando al trasluz, descubriese el portero alguna de las coladas?

Cuando no teníamos enteras del color que usaron para aquel día, por precaución, nos poníamos en la fila esperando alguien que nos pidiese para comprar la entrada para él.

Comprada en taquilla le entregábamos la nuestra y para entrar usábamos la recién adquirida?

Aquel domingo estrenaba ?Quo Vadis? en el Arosa y acabaran de instalar los coches eléctricos en el parque de diversiones. ¡Mayor tentación no existía !.

Dependiendo del color que tocase, podríamos vender dos de las buenas y comprar para nosotros entradas para ?General?, guardando la diferencia para gastar en los coches?

¡Que decepción!. ¡Con los bolsillos llenos de entradas de todos los colores, fueron a escoger las blancas aquel día!…

Solo teníamos dos de aquel color. Y, por encima, ¡eran de las coladas!.

La fila daba la vuelta a la manzana y allí estábamos comprando las entradas, Aurelio adelante y yo unas veinte personas atrás.

Compró su entrada y me esperaba en la escalera para General cuando, de repente, al llegar casi en taquilla, salió el portero con dos pedazos de una entrada en la mano en que se leía claramente ?Butaca de? en uno y ?de Patio? en el otro?

¡La entrada de Aurelio era una de aquellas coladas al revés!…

!!Que cabronada, mi teniente?!!.

El portero me cogió por el brazo, quitándome de la fila y, por la parte de dentro, me llevó hasta la puerta interna de la taquilla, donde estaba Lalo vendiendo los ingresos, súper ocupado con el enorme movimiento de aquel día?

Lalo, además de participar de los cines Arosa y Fantásio, era de la policía secreta y, aún por encima, muy amigo de mi padre?

Yo temblaba de pies a cabeza allí, delante de aquel señor, que, sin dudas, iría contarle a mi padre sobre las carga que me encontraría en todos los bolsillos del traje que vestía?!Madre mía!.

– Venga Casalderrey, dame todas las entradas -, me dijo, en cuanto estaba ocupado atendiendo al impaciente público..

Constringido, fui metiendo las manos en los bolsillos laterales de la chaqueta y, al ver que había muchas entradas allí, me las saqué vacías.

Pasé para los del pantalón y, al notar que había muchas más, tampoco tuve coraje de retirarlas…

Por fin, metí la mano en el bolsillo de arriba y le entregué la única que tenía allí, que era la que iba a vender para entrar aquel día?

– Anda, dame las otras-,dijo Lalo.

– No tengo más que esa-, respondí.

Virándose hacia mí, metió su mano dentro del último bolsillo que me había visto sondear, y constatando estar vacío, se dio por satisfecho, pasando entonces a la segunda parte del interrogatorio, queriendo saber quién era el otro que estaba conmigo…

Eso jamás se lo diría.

Solo ahora, cuando talvez Aurelio me estará observando desde el otro mundo, riéndose de las travesuras que estoy contando, pude decir quién era?

Viendo que no iría entregarlo y prometiéndome contárselo a mi padre, fui dispensado de la inquisición, no sin antes haber llevado otro rapapolvo del portero a la salida?

Me encontré con Aurelio en el jardín, en el lugar que combinado para encontrarnos siempre, en casos de emergencias como aquella?

Allí mismo destruimos todo nuestro ?patrimonio? tan minuciosamente elaborado, y ya preparamos el ?plano B? que teníamos, para aprovechar las Fiestas de Santa Rita, entregando en domicilio las velas bendecidas que habían ofertado a la santa las familias más ricas de la ciudad.

Siempre ganábamos alguna propina ofreciendo esa comodidad para los sorprendidos devotos con nuestra amabilidad?

Cuanto a mi padre, se enteró de todo en aquel mismo día a la noche, pues se encontrara con Lalo en el Bar Central, donde siempre tomaban café juntos.

Lo que ambos querían era saber quién estaba conmigo?

Mi padre hizo de todo para que se lo contase, terminando por ponerme en severo castigo durante un buen tiempo ante mi silencio.

Pude notar entretanto que, a pesar de la bronca que me estaba dando, en el fondo se sentía orgulloso de constatar mi lealtad?

Cuando estuve en España hace unos años, y me encontré a Lalo una noche en la baldosa, pude finalmente decirle que, si hubiera buscado en cualquier otro bolsillo aquel día, vería que estaban rellenos de entradas?Eso me quitó un peso de la conciencia, por haberle engañado allí?

Ya sobre Aurelio, que aun era vivo entonces, nada comenté?

Solo ahora lo sabrá, ya que estoy contando estas anécdotas que también pretendo llevarlas, recopiladas, para la mujer e hijos de Aurelio, que he conocido en Vigo, al volver a España por primera vez.

Confieso que está siendo muy gratificante para mí esta experiencia, aun por encima incentivada por los amigos Paco, Koki, Margarita y Antonio do Faiado, además de aquellos con quién vengo cambiando otros comentarios en este simpático, creativo y original blog de Villagarcia de Arosa.

Comentario por José Manuel Casalderrey (08-09-2009 20:39)

Es uno de los comentarios mas bonitos que he leído en este blog,donde se demuestra a la perfección que los chicos de nuestra generación eran unos verdaderos “GENIOS”.Gracias por contarnos una historia tan bonita como esta.

Comentario por margarita coello (09-09-2009 16:02)

El comentario 13, de José Manuel Casalderrey, es un relato tan ilustrativo, que, a medida que se va leyendo, es como si fueran pasando las imágenes de las peripecias y travesuras -admirando ¡cómo no! el ingenio- de aquellos dos amigos, compañeros de fatigas ¡Y qué fatigas!. Es, algo así, como ver un documental narrado con voz en ‘off’. Realmente admirable. Enhorabuena, José Manuel.

Comentario por Roberto Núñez Porto (09-09-2009 21:17)

Hace unos minutos he hablado por teléfono con Luis y me harepetido que, a la vista de las aventuras/travesuras de José Manuel Csalderrey y Aurelio, nosostros eramos no solo “bueniños” si no que eramos “muy bueniños”.

También es verdad que, en general,durante los 50 y 60 el poder adquisitivo de las familias aumentaba cada año y las necesidades de agudizar el ingenio de los niños era, cada vez, menor.

Comentario por Paco Salgado (09-09-2009 21:54)

Margarita , Roberto y Paco.

 

Gracias por tan incentivadoras palabras para los relatos que tanto placer me están proporcionando al pasarlos por escrito.

Sin vuestros comentarios en todas las diversas facetas del blog perderia un poco la gracia de esta maravillosa iniciativa que tuvierón Antonio y Margarita al crear o Faiado.

Para los que estamos fuera del pais entonces, ! ni te cuento !

Son siempre comentarios puntuales, muy objetivos y espirituosos. Sin contar la precisión de los detalles, que és un capítulo a parte….

Seguid con entusiasmo por ese camino para atraer cada vez mas conterraneos para el blog.

 

Comentario por José Manuel Casalderrey (09-09-2009 22:35)

Carlos, el médico era D. Jose Viqueira , nuestro “médico de casa”,un hombre con un sentido del humor muy britanico. Por otra parte veo que todos somos de la misma quinta porque mi paga era tambien de 5 pesetas, y no se me olvidan las infantiles del Arosa pues al terminar tenía que salir zumbando para la estación a coger el tren para Vigo

Comentario por Rodrigo Ves Buceta (11-09-2009 18:28)

José Manuel, no sé si estas enterado de que Lalo fallecio en marzo de este año.

Dices que era muy amigo de tu padre, pues imaginate para mi, la mano derecha del mio.

Toda la vida desde los 14 años trabajando en las oficinas de mi familia y en los cines,

erá un hombre fuera de serie.

Todavía no pude asimilar su muerte, y como yo todos los miembros de mi familia .

Comentario por piluca villaverde (12-09-2009 02:20)

!Que triste notícia!…

Me hubiera gustado mucho que Lalo leyese el comentario 13 “Quo Vadis en el Cine Arosa”, que hice también imaginando llegaria a las manos de este buen amigo de mi padre…

Esta es la parte ingrata del avanzo de los años en nuestras vidas, vas perdiendo los amigos con quien tenías lazos desde la infancia.

Me queda el consuelo de haberle contado personalmente parte de la historia cuando le encontré en la baldosa aquella noche…

ú debes ser, por lo que me dices, pariente de la mujer de otro gran amigo que tuve en León XIII, José García Pallicer “Seso”, que vivía en el la Plaza de Ravella, que eran dueños o sócios de los cines Arosa y Fantasio, si no me engaño.

Comentario por José Manuel Casalderrey (12-09-2009 17:34)


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